jueves, 27 de enero de 2011

SUEÑO INICIÁTICO CHAMÁNICO




“Me encuentro solo, frente a una hoguera. El fuego es muy intenso, solo se distinguen llamas amarillas, muchas lenguas que emergen de un altar. Se trata de una cama de fuego. Sé que tengo que tumbarme en ella. Sé que tengo que quemarme vivo. Mientras recuerdo el sueño para escribirlo recreo la sensación interna. Un miedo indescriptible. Yo tenía que dar el paso, me sentía obligado a hacerlo. Como si ya supiera que iba a morir y decidiese ser yo quien condujera el proceso. Cuanto antes mejor. Me dispuse frente al lecho ardiente. Recuerdo que me eché un líquido por la cabeza, un acelerante para el fuego. Quería que todo pasara pronto. Doy un paso más y me inclino sobre las llamas, me vuelvo a incorporar y ya mi cabeza está ardiendo. Ahora sé que no hay vuelta a atrás. Pero permanezco unos instantes erguido consciente del paso que estoy dando. Sé que voy a sentir muchísimo dolor físico, eso me aterroriza. También sé que saldré de mi cuerpo físico porque éste morirá, eso también me da pánico, pero no me detengo, finalmente me tumbo sobre las llamas. Aún no siento dolor, las sensaciones se hacen más intensas, calor muy intenso, siento que cada vez la energía es más intensa, continuo consciente, mi consciencia se expande y comprendo que puedo “elegir” despertarme.

Me despierto en la cama del hotel, aún siento mi cuerpo incandescente, muy, muy caliente. Poco a poco esa sensación se desvanece y se hace más evidente el alivio de haber “escapado” de las llamas. Ahora no sé si escogí bien. Quizá debí aguantar en la experiencia y no despertar.

Esta noche reuniré el valor suficiente para convocar al ensueño. También os convocaré a vosotros compañeros de la segunda atención.”

Pocas semanas después entendí mejor aquel sueño premonitorio. Viajé a Liuramae para participar en Naturaleza Mágica. Nada más llegar se celebró un Temascal. Nunca había participado en un ritual similar. La visión de la hoguera, una base rectangular construida con maderas y piedras, largas llamas ascendiendo mientras la noche caía… entonces desperté de nuevo en aquel sueño iniciático, se trataba de la misma visión. Allí, en pie frente al fuego supe que había llegado el momento de morir conscientemente, de entregarme al fuego y abrasarme en el temascal.



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